Mucha bronca. Es entendible la bronca e indignación que genera el gobierno de Arcioni, que ha engañado a la población durante la campaña electoral con promesas que conocía que no iba a poder cumplir y luego ya instalados en el poder con la implementación de medidas para su propio beneficio y crear cargos innecesarios para repartir entre sus familiares, amigos y punteros políticos o para comprar votos de diputados para la aprobación de leyes que los beneficien.
Reclamos legítimos. Las causas por las cuales se está reclamando son justas, pero hay que tener mucho cuidado, porque decidir un paro en los hospitales públicos, es una cuestión muy seria y requiere una reflexión muy profunda por el daño que acarrea.
Cuando los afectados son los más pobres. Porque hay que tener en cuenta que los miles de pacientes que quedan sin asistencia sanitaria, son justamente los más desfavorecidos de nuestra sociedad y la salud de ellos dependen exclusivamente de los servicios que pueda brindarles el hospital público. Por ello el daño ocasionado, al vaciar los consultorios externos, laboratorio, farmacia, etc. es de una cuantía muy importante.
Sin atención sanitaria. Claramente, estas medidas están dejando a la suerte de Dios a pacientes que padecen enfermedades de todo tipo, algunas veces graves. Ellos no tienen que ver con este conflicto y dejarlos desamparados tampoco ayudan para lograr los objetivos buscados.
Naturalización. Si lo que pretenden los directivos de los gremios es forzar a los pacientes afectados para que ellos se sumen al reclamo de los trabajadores, esto no va a ocurrir porque de tanto que se los ha castigado durante años, ya hay cierta naturalización con las dificultades que deben padecer cuando recurren al hospital para su atención y lo han asumido como algo inherente a su condición de pobres.
Guardias: No se pueden descargar culpas diciendo que están asistidos a través de los servicios que brinda la guardia, ya que a los mismos concurre una multitud de pacientes y la atención médica que generalmente es fugaz sólo se tratan los síntomas sin ahondar con la búsqueda de un diagnóstico preciso. Tampoco se brinda atención de muchas especialidaes: endocrinología, cardiología, dermatología, rehabilitación, etc.
Algunos pocos. Por otro lado quienes dan la cara y salen a expresar sus demandas fuera del ámbito hospitalario, es un grupo pequeño, el resto, se divide entre los que la retención de servicios y las huelgas les significa más días de descanso y/o vacaciones y a otros una oportunidad para acrecentar sus ingresos en su actividad privada. Esto tampoco ayuda a la causa.
Beneficio para las autoridades sanitarias. También hay que evaluar que las autoridades sanitarias que han mostrado su incapacidad para disponer de insumos esenciales en “periodos normales”, les resulta molesto tener que dar explicaciones por esta irregularidad, con los paros y retenciones de servicio se los beneficia por la disminución forzada de la demanda.
Parabienes de los profesionales de la salud que trabajan en la actividad privada. Ellos también se frotan las manos con la aplicación de estas medidas ya que se acrecientan sus ingresos por la mayor atención de pacientes “particulares” en su actividad privada.
Buscar otras alternativas. Se deben buscar espacios en donde se puedan canalizar, en forma conjunta, reclamos o quejas que sean contundentes, con la presencia de la mayoría de los trabajadores y los usuarios que logren sumar, para forzar las respuestas a las reivindicaciones reclamadas.
No utilizar los mismos métodos. Suprimiendo los paros y las retenciones de servicios se diferenciarán con claridad, de los métodos inhumanos e insensibles que ha mostrado el gobierno en el trato con los trabajadores de la salud y con los usuarios del hospital público.
Dr. Fernando Urbano. Médico Especialista Universitario en Medicina Sanitaria. Presidente de la Fundación FUSSO
Reclamos legítimos. Las causas por las cuales se está reclamando son justas, pero hay que tener mucho cuidado, porque decidir un paro en los hospitales públicos, es una cuestión muy seria y requiere una reflexión muy profunda por el daño que acarrea.
Cuando los afectados son los más pobres. Porque hay que tener en cuenta que los miles de pacientes que quedan sin asistencia sanitaria, son justamente los más desfavorecidos de nuestra sociedad y la salud de ellos dependen exclusivamente de los servicios que pueda brindarles el hospital público. Por ello el daño ocasionado, al vaciar los consultorios externos, laboratorio, farmacia, etc. es de una cuantía muy importante.
Sin atención sanitaria. Claramente, estas medidas están dejando a la suerte de Dios a pacientes que padecen enfermedades de todo tipo, algunas veces graves. Ellos no tienen que ver con este conflicto y dejarlos desamparados tampoco ayudan para lograr los objetivos buscados.
Naturalización. Si lo que pretenden los directivos de los gremios es forzar a los pacientes afectados para que ellos se sumen al reclamo de los trabajadores, esto no va a ocurrir porque de tanto que se los ha castigado durante años, ya hay cierta naturalización con las dificultades que deben padecer cuando recurren al hospital para su atención y lo han asumido como algo inherente a su condición de pobres.
Guardias: No se pueden descargar culpas diciendo que están asistidos a través de los servicios que brinda la guardia, ya que a los mismos concurre una multitud de pacientes y la atención médica que generalmente es fugaz sólo se tratan los síntomas sin ahondar con la búsqueda de un diagnóstico preciso. Tampoco se brinda atención de muchas especialidaes: endocrinología, cardiología, dermatología, rehabilitación, etc.
Algunos pocos. Por otro lado quienes dan la cara y salen a expresar sus demandas fuera del ámbito hospitalario, es un grupo pequeño, el resto, se divide entre los que la retención de servicios y las huelgas les significa más días de descanso y/o vacaciones y a otros una oportunidad para acrecentar sus ingresos en su actividad privada. Esto tampoco ayuda a la causa.
Beneficio para las autoridades sanitarias. También hay que evaluar que las autoridades sanitarias que han mostrado su incapacidad para disponer de insumos esenciales en “periodos normales”, les resulta molesto tener que dar explicaciones por esta irregularidad, con los paros y retenciones de servicio se los beneficia por la disminución forzada de la demanda.
Parabienes de los profesionales de la salud que trabajan en la actividad privada. Ellos también se frotan las manos con la aplicación de estas medidas ya que se acrecientan sus ingresos por la mayor atención de pacientes “particulares” en su actividad privada.
Buscar otras alternativas. Se deben buscar espacios en donde se puedan canalizar, en forma conjunta, reclamos o quejas que sean contundentes, con la presencia de la mayoría de los trabajadores y los usuarios que logren sumar, para forzar las respuestas a las reivindicaciones reclamadas.
No utilizar los mismos métodos. Suprimiendo los paros y las retenciones de servicios se diferenciarán con claridad, de los métodos inhumanos e insensibles que ha mostrado el gobierno en el trato con los trabajadores de la salud y con los usuarios del hospital público.
Dr. Fernando Urbano. Médico Especialista Universitario en Medicina Sanitaria. Presidente de la Fundación FUSSO
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