INDIFERENCIA, INEPTITUD O CRUELDAD DE LOS GOBERNANTES??
SITUACIÓN ACTUAL: La información con la que se cuenta para evaluar el estado nutricional de la población es practicamente nula. Sólo conocemos los datos brindados por el INDEC que nos informa que la pobreza y la indigencia van en aumento, que en el tercer trimestre del año 2019 en Trelew y Rawson habían 53.931 personas por debajo de la línea de la pobreza y 10.579 indigentes. 37.53%; 7.4%. de la población total respectivamente. En Comodoro Rivadavia ha sido menor.
En este aspecto cabe señalar que entran en la categoría de indigentes las personas cuyos ingresos son inferiores a una canasta básica alimentaria. Para decirlo en un lenguaje sencillo, que están pasando hambre.
Ahora bien, si la alimentación es insuficiente, hay que pensar que muchos de ellos están desnutridos, pero, ¿Cuántos son? ; ¿Qué grado de desnutrición tienen?. Estos datos no han sido investigados por las autoridades provinciales ni municipales.
¿Es por decidía? ; ¿Por vergüenza?. Debe ser por ambas cosas.
Los funcionarios municipales y provinciales en sus discursos nos quieren hacer creer que el hambre y la desnutrición es un tema que a ellos no les compete, siempre se defienden deslindando responsabilidades en “la Nación “que recortó los programas....,o que las partidas de alimentos no las envía en tiempo y forma..... o las envía en forma insuficiente...... o que las dejó de enviar...” etc., etc, y si esto no convence por último descargan la culpa cruelmente en los mismos carenciados.
Todo sirve a la hora de defenderse, pero es indefendible, ya que tienen la obligación constitucional de atender las necesidades nutricionales de quienes no puedan adquirir sus alimentos, además deberían recordar que muchos de esos ciudadanos hambrientos son los mismos que los votaron para que gobiernen esta provincia, pero, por supuesto.. Para que lo hicieran con equidad!!.
Uno puede observar sin esmerarse demasiado, la manera infame e imperdonable que aquellos que tienen la obligación de garantizar al pueblo ese mínimo de dignidad que representa poder comer todos los días, gastan fortunas en gastos superfluos. A estos mismos funcionarios encima tenemos que soportarlos a diario, que en sus discursos se muestren sensibles y expresen conocer la realidad del pueblo que sufre. No hay dudas son unos hipócritas.
Estos funcionarios ineptos e insensibles deberían dejar de hacer política de atrás de un escritorio y deben empezar a caminar los barrios, a hablar con los que tienen hambre, a conocer a la gente, porque la política social se hace todos los días en la trinchera, si así lo hicieran tendrían la ocasión de observar como niños y adultos, recurren cada vez en mayor número a los contenedores y tachos con desperdicios para poder alimentarse.
También podrían escuchar a representantes de distintas instituciones de nuestro medio que están en contacto con la gente de los barrios periféricos (junta vecinales, cooperadoras, Iglesias, etc.), ellos si, que están al tanto de las innumerables personas que sufren a diario la inseguridad alimentaria.
Siendo Chubut una provincia tan rica, que tiene tantos recursos, así como buena infraestructura para llevar a cabo acciones y programas de alimentación, con lo cual sin demasiado esfuerzo se podría erradicar la desnutrición. ¿entonces, Cómo es posible que haya cada vez más hambre,?
Esta es la pregunta que me hace hervir de indignación. La respuesta la encuentro en la insensata crueldad implementadas en las políticas del área social, que por convicción o por ineptitud, siguen dominando el pensamiento gubernamental.
Esta es la situación. La sociedad civil tiene que luchar para que cualquier otro proyecto oficial pase a segundo plano, frente a la urgencia de salvar a nuestros niños y a nuestro pueblo. Se requerirá utilizar apenas una pequeñísima parte de los millones de pesos que se están destinando a gastos menos prioritarios o innecesarios.
Debe quedar bien claro, que la desnutrición es evitable y fácilmente curable y que el hambre debe y puede terminar ya. No se debe esperar.
Uno puede observar sin esmerarse demasiado, la manera infame e imperdonable que aquellos que tienen la obligación de garantizar al pueblo ese mínimo de dignidad que representa poder comer todos los días, gastan fortunas en gastos superfluos. A estos mismos funcionarios encima tenemos que soportarlos a diario, que en sus discursos se muestren sensibles y expresen conocer la realidad del pueblo que sufre. No hay dudas son unos hipócritas.
Estos funcionarios ineptos e insensibles deberían dejar de hacer política de atrás de un escritorio y deben empezar a caminar los barrios, a hablar con los que tienen hambre, a conocer a la gente, porque la política social se hace todos los días en la trinchera, si así lo hicieran tendrían la ocasión de observar como niños y adultos, recurren cada vez en mayor número a los contenedores y tachos con desperdicios para poder alimentarse.
También podrían escuchar a representantes de distintas instituciones de nuestro medio que están en contacto con la gente de los barrios periféricos (junta vecinales, cooperadoras, Iglesias, etc.), ellos si, que están al tanto de las innumerables personas que sufren a diario la inseguridad alimentaria.
Siendo Chubut una provincia tan rica, que tiene tantos recursos, así como buena infraestructura para llevar a cabo acciones y programas de alimentación, con lo cual sin demasiado esfuerzo se podría erradicar la desnutrición. ¿entonces, Cómo es posible que haya cada vez más hambre,?
Esta es la pregunta que me hace hervir de indignación. La respuesta la encuentro en la insensata crueldad implementadas en las políticas del área social, que por convicción o por ineptitud, siguen dominando el pensamiento gubernamental.
Esta es la situación. La sociedad civil tiene que luchar para que cualquier otro proyecto oficial pase a segundo plano, frente a la urgencia de salvar a nuestros niños y a nuestro pueblo. Se requerirá utilizar apenas una pequeñísima parte de los millones de pesos que se están destinando a gastos menos prioritarios o innecesarios.
Debe quedar bien claro, que la desnutrición es evitable y fácilmente curable y que el hambre debe y puede terminar ya. No se debe esperar.
Dr. Fernando Urbano. Pediatra y Especialista Universitario en Medicina Sanitaria. Presidente de la Fundación FUSSO.
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