Tomar conciencia.
Hacer conocer esta historia tiene la intención de que tomen
conciencia los usuarios del hospital público, de que ellos son los verdaderos
protagonistas y por ello no pueden permanecer ajenos a las medidas
descabelladas que a veces toman los funcionarios de turno.
Historia. Década
del 90. El lugar en donde se desarrolla esta historia es en la “salita del
Barrio Constitución”. La voy a narrar por partes.
Puesto sanitario. En junio de 1.991, “la salita del Barrio Constitución ” comenzó
a funcionar como una sala de enfermería (puesto sanitario). El lugar no
tenía las condiciones mínimas ni equipamiento para que funcionara como tal. Se
creó para cumplir con un compromiso político preelectoral con la Junta Vecinal
de dicho barrio y no se preocuparon más.
Ubicación.
Estaba ubicado en el corazón mismo del Barrio Constitución, en el Sector “C”,
de la Ciudad de Trelew.
Sólo enfermería. El único servicio que se ofrecía en sus comienzos era el de
enfermería, acudían a dicho lugar los vecinos del Barrio 1000 Viviendas, y
zonas aledañas de los barrios Oeste y Progreso.
Superficie.
Dicho lugar era muy pequeño, ya que la superficie de la sala de espera medía
aproximadamente 6 metros cuadrados, el gabinete de enfermería también tenía las
mismas medidas, no tenía ventilación ni iluminación adecuada (tenía solo una
pequeña banderola).
Baño clausurado. Había un baño, cuya superficie era de un metro cuadrado, en
donde también se almacenaban carpetas, material de limpieza, etc., no poseía
aireación y su puerta de acceso de madera, la mayoría de las veces no se podía
cerrar, porque se hinchaba al mojarse con un líquido que caía del techo (luego
se comprobó que era agua de cloacas), por ello no era usado. En caso de
necesidad debíamos acudir a la casa de algún vecino.
Ningún servicio. No contaba con calefacción, agua caliente ni teléfono.
Mayor hacinamiento. Inexplicablemente, al año siguiente, el director del
hospital quien no conocía el lugar (más adelante se dará detalles sobre esto)
decidió que se sumara para trabajar además de la enfermera, una empleada
administrativa, un agente sanitario (voluntario) y una mucama, también ordenó
que mensualmente se enviaran entre 250 y 300 Kg. de leche en polvo, las cuales
se depositaban en la diminuta sala de espera. Más adelante concurriría dos
veces por semana, una extraccionista.
Dr. Hugo Carrizo. Luego a principio de 1.993, en las mismas condiciones
descriptas, designó para que prestara servicios el querido y recordado médico
clínico, Dr. Hugo E. Carrizo, quien sufría una persecución despiadada por su
militancia política (era afiliado al partido justicialista).
Funcionamiento caótico. El funcionamiento era caótico por el hacinamiento del personal,
falta de servicios básicos: baño, calefacción, agua caliente y teléfono, falta
de equipamiento médico (no había balanza, el tensiómetro funcionaba mal) no
podía respetarse la intimidad del paciente, entre otras falencias, pero ello no
impidió que el director del hospital, que seguía sin conocer la Salita, en
enero de 1.994, ordenara mi traslado del centro de salud del Barrio Amaya al
mencionado puesto sanitario.
Compartir el lugar. Y ahí se complicó aún más el funcionamiento, ya que al no haber
consultorio, el Dr. Carrizo, la enfermera, la agente sanitario, la mucama y la
extraccionista y yo debíamos compartir el único lugar de trabajo existente, que
era el gabinete de enfermería y consultorio a la vez, cuando la enfermera debía
realizar alguna tarea atinente a su oficio (vacunar, nebulizar, suministrar
inyecciones, etc.) ambos médicos debíamos retirarnos de dicho recinto. Luego,
atendíamos en forma alternada.
Esta pesadilla duró 7 años y medio. Desde enero de 1.994 hasta agosto de
2001, que se inauguraron las nuevas instalaciones, con la ampliación de la
Salita, para ello se usaron tres locales contiguos, los cuales fueron
refaccionados y acondicionados para que funcionaran como un centro asistencial “aceptable”.
Todo se hizo con la mano de obra, material y esfuerzo aportado por los vecinos.
Las autoridades sanitarias y gubernamentales no aportaron absolutamente nada.
Se inauguró el 4 de agosto de 2.001 con una gran fiesta para los vecinos, no se
invitó a los funcionarios.
Homenaje. Quiero
expresar mi mayor respeto y homenaje a las personas (la mayoría mujeres) que
libraron una lucha social incansable, para que se revirtiera las condiciones
deplorables de los servicios de salud que le estaban ofreciendo en lo que era
el puesto sanitario llamado "la Salita del Barrio Constitución.
Patricia Cassia e Isolina Righi. Fueron un ejemplo de lucha pacífica y
organizada, “La Comisión en Defensa de la Salita del Barrio Constitución” fue
dirigida al principio por ellas con el acompañamiento de muchas mujeres (eran
mayoría) que, con mucha fuerza y tesón, consiguieron casi todo lo que
reclamaron. La primera comisión estaba conformada por: Cristina Jorge, Paulina
Colitripa, Marta Guzmán, Marcela Delgado, Claudia Amaya, Aurora Salpú, Martinez
Celmira Antonia.
“DIGNIDAD”. Es
el nombre que eligió la Comisión ” entre otras propuestas para denominar la Salita,
fue por votación en forma democrática, como todas las decisiones que se
tomaban, en asambleas y con registros en libro de actas.
No es una novela de García Marquez. La descripción realizada es real, la
Salita fue usada como pantalla para mostrar que se brindaba asistencia
sanitaria, pero se ocultaba que era el lugar elegido para castigar o para
aleccionar a los profesionales díscolos, que tuvieran actitudes
democráticas o solidarias con los pacientes.
Dr. Fernando Urbano. Médico pediatra y
sanitarista. Presidente de la Fundación
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